Le solté la mano al mismo tiempo que la puerta de mi casa se abría y aparecía el rostro de mi madre a la cual me quede mirándola fijamente.
-Hola mama – dije rápidamente
-Hola hijo, pasa dentro antes de que cojas un costipado – me respondió
Me voltee para darle las gracias al chico pero ya había desaparecido... y sin pensarlo dos veces entre en casa subí fugazmente las escaleras y me encerré en mi habitación.
-¿Quién era ese chico, y por qué me agarro la mano? – Pensé - ¿Qué pensarían los demás de mí si supieran esto? , Seguro que todos me dejarían de lado…simplemente me había tomado la mano pero y si hubiese pasado algo más ¿me hubiera dejado?
Los últimos días de verano fueron pasando hasta llegar el día 12 de Septiembre, ese día que tanto había estado esperando, justo hoy comenzaban las clases y como no quería llegar tarde me levanté una hora antes para tenerlo todo listo a la hora de salir.. No volví a ver a ese chico pero eso no significa que no hubiese dejado de pensar en el...
Una vez en clase la profesora nos dio la bienvenida, yo como siempre no la hice ni caso porque me parecía una petarda y no creía que mereciese mi atención, y fue entonces cuando dijo que teníamos un nuevo alumno pero como ni me interesaba no me molesté en levantar la cabeza hasta que…
-Hola me llamo Yulian – dijo el chico con voz clara
Fue entonces cuando levanté mi rostro, esa voz me recordaba a la de ese chico, y fue entonces cuando mi mundo se paró en seco…
-Es el chico que me tomó la mano, ahora que haré... – pensé
El se me quedó mirando y se sentó a mi lado.Cuando acabaron las clases comenzamos a hablar...
-Hola, sabes me hace gracia- dijo entre risas
-Eres un imbécil, como te atreves a venir a mi mismo instituto – dije cabreado
- ¡Eh! Yo no he decidido el instituto y ahora me alegro de ello – me respondió
-¿Y eso? – contesté sorprendido
-Porque así hemos coincidido y así puedo hacer algo que no hice la otra vez – dijo él.
-¿El qué? – respondí yo con cierta chulería...
El no contestó simplemente se acercó a mi , de tal forma que podía oír los latidos de su corazón, como nuestras respiraciones cada vez eran más rápidas, y fue en ese preciso momento cuando me besó.
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